¿Que derecho tiene la madre a decidir la muerte de mi hijo?

Desde la República Cocotera pensamos que el debate actual sobre el aborto es simplista y en él no se está teniendo en cuenta a todos los colectivos afectados, pues se da por hecho, que el aborto es una decisión unilateral de la embarazada, sin tener en cuenta la posición del padre.

Se nos transmite desde los medios de comunicación la posición de las Pro-abortistas con el lema «nosotras parimos, nosotras decidimos» y el de los pro-vida «el feto es un ser humano», pero, ¿a nadie se le ha ocurrido pensar en la postura del padre de la criatura?, el padre tiene que tener poder de decisión sobre el futuro de su hijo no nato.

Nuestro posicionamiento es que la madre, por supuesto que tiene derecho a decidir, pero no sobre la vida o la muerte del no nacido, sino sobre si desea mantener vínculo con su hijo una vez nacido, al igual que sucede con un hombre  que no quiere saber de sus hijos, muy bien, pero eso no lo exime de su responsabilidad parental.

¿Desde cuándo la embarazada es la única responsable de la concepción?, acaso ¿todos los bebes abortados han sido concebidos por obra y gracia del espíritu santo?, la respuesta es no, pues de igual forma que son dos, hombre y mujer, los que conciben la vida, de igual forma, ambos deben de tener voz y voto, sin que uno sea excluyente del otro.

Hasta ahora, la decisión es de la madre, sin que de forma alguna, el padre pueda tomar decisión alguna, para bien o para mal, eso sí, aunque la decisión sea unilateral de la madre, esta sí que afecta de forma legal al padre, los ejemplos son variados, por un lado, si la madre decide abortar, el que el padre quiera que su hijo venga a este mundo, no tiene la menor importancia, aquí no existe trastorno psicológico, eso parece exclusivo de la embarazada y no del progenitor, pero si es al contrario, es el padre el que no desea el embarazo y la madre si, al primero sí que se le va a pedir responsabilidad alimenticia, aun en el caso de que la madre le engañara fingiendo la toma de medidas anticonceptivas, pero si nos ponemos en el supuesto de que la madre de en adopción al bebe, nadie le pedirá la pensión alimenticia, nadie dirá, oiga señora, el que usted no quiera saber de su hijo, no la exime de su manutención, que igualdad más extraña esta, ¿no les parece?.

Como podría solucionarse este dilema, muy sencillo, siendo obligatoria la decisión paterna para poder interrumpir el embarazo, eso sí, siempre y cuando no corra peligro la madre o él bebe (no simple trastorno psicológico), ¿cómo podría articularse esto, de forma que no se violase el derecho de la madre?, muy sencillo, si la madre desea abortar se la obliga a acudir a un juez, este pregunta al padre, que el padre está de acuerdo, pues se interrumpe el embarazo, que este  desea responsabilizarse de su hijo con todas las de la ley, la madre renuncia ante el juez a todos los derechos sobre el no nato una vez concebido, una vez que dé a luz, se entrega al padre, de forma que sea este quien exclusivamente lo crie, además de obligar a la madre a responsabilizarse de la manutención de su hijo.

Esa sería una postura realmente igualitaria, pues no se puede argumentar que se está obligando a la madre a concebir sin ella quererlo, de igual forma pasa con el padre que no desea tener hijos y la madre se lo impone sí o sí.

Pero este debate no interesa, e incluso se puede tildar de machista o de querer volver a tiempos donde el dictador tocaba la corneta, hagamos el planteamiento de la siguiente forma, aunque nada tenga que ver, supongamos, que una señora posee un piso, conoce a un señor y deciden vivir juntos en el piso de la señora, ambos compraran enseres para la vida cotidiana (un cuadro), ciertamente, el que el señor tenga un cuadro en el piso (vientre materno), no le da derecho alguno sobre el piso, pero de igual forma, esta señora no está capacitada para quemar el cuadro o arrojarlo al contenedor más cercano, ciertamente el continente es suyo, pero no el contenido, en este caso el contenido es de dos y ella no puede de forma unilateral decidir sobre la vida o la muerte de un ser humano creado por dos.

Ante la desigualdad por razón de género, tolerancia cero.